Perú y Ricardo Gareca son semifinalistas de la Copa América. Y tanto el técnico como su equipo son las revelaciones de este torneo. Ante una Paraguay que nunca dio el encuentro por perdido, Perú se mete otra vez entre los cuatro mejores de la Copa América en un encuentro emocionante hasta el final, con giros en el guion que daban muestra de la magia de la competición. Dos expulsiones, seis goles, y una tanda de penaltis después, Ricardo Gareca sigue escribiendo una época ganadora con Perú.

Perú jugaba ante Paraguay y sus propios fantasmas. Los fantasmas de los comienzos de partido. Las estadísticas favorecían al conjunto incaico, que decían que Paraguay nunca pasó una eliminatoria de cuartos de final en Copa América, pareció que Perú era conocedor de este dato y salió muy contemplativo al terreno de juego. No fue la primera vez que los de Ricardo Gareca salían desconectados en los primeros compases de partido y les volvió a costar un gol en contra: en una jugada de córner, Gustavo Gómez empezaba a dibujarse como uno de los protagonistas de la primera mitad.

Perú, mezclando brillantez con desconexión

Si se alaba a Perú por las reacciones en el segundo tiempo, los elogios tienen que venir antes. En la primera mitad, y Lapadula por partida doble, pusieron a Perú por delante en el marcador, quien mezcló momentos brillantes en el juego como desconexiones defensivas importantes. Mención especial para Lapadula. Ha caído de pie en el equipo ante la injusta tarea de hacer olvidar a Paolo Guerrero, pero le pone el corazón en cada jugada. Perú lo nota y cuando está concentrada, recuerda a aquella selección finalista de la última edición de la Copa América y aquella que disputó el Mundial en Rusia. Pero cuando se cortocircuita, paga muy caro su falta de concentración como con Paraguay, que amenazaba siempre que podía.

Otro de los protagonistas del partido sería André Carrillo. El jugador mostró una vez más su superioridad en el desborde, todo lo estaba haciendo bien y se sentía muy superior. De sus botas nacieron los tres goles de su equipo pero puso al país en vilo cuando el árbitro le mostró la tarjeta roja. Cuando el colegiado se llevaba la mano al bolsillo ‘La Culebra’ sabía su desenlace y no lo quería ver. Destrozado, abandonó el terreno de juego con el rostro tapado, incapaz de retroceder el tiempo y no ver la segunda amarilla.

El partido en la segunda mitad se podría haber cerrado con más oficio por parte de Perú, sin embargo jugó con fuego y Paraguay empató al comienzo de la segunda parte a balón parado. Otra vez Perú debía remar a contracorriente y logró ponerse 3-2 en el marcador con un gol de Yotún. El peruano, que suma 102 internacionalidades, fue el motor en el equipo de Gareca que ya tenía un pie en las semifinales. Pero todo volvió al nerviosismo habitual que nos está brindando esta Copa América, en el último suspiro Paraguay volvió a mostrar las debilidades de Perú, quien ya estaba pensando en el siguiente partido.

Los penaltis y su propia historia

Sin una opción de prórroga se llegó a la fatídica tanda de penaltis. Porque esto es otro partido. Los penaltis son un capítulo aparte, cada lanzamiento tiene una historia en sí misma y es consecuencia del siguiente, contagiando el nerviosismo o la tranquilidad al siguiente lanzador. Así sucedió, tres penaltis fallados por ambos equipos. Martínez y Zamudio enviaron el balón a las nubes y Ormeño no aprovechó la ventaja fallando también el suyo.

Espínola volvió a fallar y esta vez Trauco sí hizo lo que tenía que hacer. Perú es equipo de semifinales, pero quedará la mancha de la expulsión de Carrillo, quien es el mejor jugador de este equipo y no podrá disputar el próximo encuentro, a priori ante Brasil. El ataque se basa y se construye con su desborde y sus centros, pero Gareca tendrá la difícil tarea de sustituirlo. Otro reto más para el argentino, quien ha hecho de esta selección un equipo competitivo y está marcando época.